martes, 27 de octubre de 2009

La reivindicación de Gaia

Gaia

James Lovelock publicó en 1.979 un libro que tendría un gran impacto mediático y popular: "Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra". En él se postulaba la teoría de que la biosfera de la Tierra funcionaba como un todo, influyendo sobre el entorno físico del planeta para que éste fuera lo más habitable posible para los organismos. Esta idea tenía connotaciones teleológicas y muchos interpretaron que los organismos perseguían un "fin" y que actuaban conjuntadamente para defender la viabilidad de la vida. Para otros, la hipótesis de Gaia era poco más que una elegante metáfora: la Tierra en su conjunto era como un organismo vivo global, compuesto por incontables componentes orgánicos (las miríadas de organismos que lo habitan).

El principal problema era explicar la hipótesis de Gaia en términos de selección natural de organismos individuales y en plazos de tiempo muy cortos. Gaia parecía sugerir que se necesitaba de una selección natural a nivel de grandes agrupaciones de organismos. Otro problema era la dificultad de diseñar experimentos o modelos de ordenador para poner a prueba a la teoría.

En los últimos años, la teoría de Gaia es cada vez más tenida en cuenta y se van acercando las posturas entre sus defensores y sus detractores. Se están tendiendo puentes para explicar los equilibrios a nivel planetario como productos colaterales de la evolución por selección natural de los individuos. Todo esto se explica muy bien en el artículo de Miguel Ángel Munguía Rosas: "Homeostasis global y selección natural: un juicio para Gaia".

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