domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Se ha encontrado ya vida en Marte?


¿Es posible que la noticia del milenio ya se haya producido y no le hayamos prestado la atención adecuada? La NASA no debería ser muy reticente en anunciar a bombo y platillo la detección de organismos o restos fósiles marcianos, o quizá sí, en vista de algunos anuncios precipitados anteriores, y tal vez esté extremando la prudencia.

De momento, no parece haber pruebas definitivas, pero sí una acumulación sugerente de indicios. Ya uno de los experimentos de la sonda Wiking, en los años 70, dio resultados ambiguos y todavía hoy hay científicos que defienden que en aquel experimento se detectó vida (y no se han cortado a la hora de nombrar al organismo marciano): http://es.wikipedia.org/wiki/Gillevinia_straata

Otro posible indicio de vida actual en marte es la presencia de pequeñas cantidades de gas metano detectadas en la atmósfera de Marte desde 2.003. El metano es inestable en las condiciones de la atmósfera de Marte y se descompone muy rápidamente, por lo que para que se hayan detectado esas cantidades debe de haber una fuente en el planeta que continuamente esté reponiendo el metano que se degrada (se ha descartado que provenga de meteoritos). Aún no se sabe si este metano es de origen geoquímico o bioquímico. Las bacterias generan metano con bastante facilidad en la Tierra, por lo que quizá el metano marciano tiene su origen en microorganismos. Una próxima misión espacial contará con un aparato para distinguir entre los isótopos C12 y C14 en el metano y confirmar así su origen geológico o biológico.

Pero los indicios más fuertes a favor de la existencia de vida en Marte, al menos en el pasado, provienen de los meteoritos. En la actualidad hay contabilizados 57 meteoritos en la Tierra provenientes de Marte (esto se sabe por la peculiar composición isotópica de los materiales marcianos). En al menos 3 (Shergotty, Nakhla y el famoso ALH84001), se han encontrado indicios de moléculas orgánicas de posible origen extraterrestre o de estructuras que recuerdan a las producidas por los organismos vivos: http://es.wikipedia.org/wiki/Vida_en_Marte

Los hallazgos en el meteorito ALH84001, encontrado en la Antártida, levantaron mucho revuelo a mediados de los 90, aunque éste se aplacó por las críticas. Se encontraron cordones de tamaño y morfología similares a los de ciertos microorganismos terrestres, así como hidrocarburos aromáticos policíclicos, moléculas orgánicas complejas que parecían no haberse podido producir en la Antártida. Las críticas mostraron la posibilidad de que ambos rasgos se hubieran producido por mecanismos inorgánicos, pero una tercera estructura encontrada en el interior de las posibles células fósiles, ha hecho que el interés se renueve en los últimos años y que los investigadores se decanten incluso por la hipótesis de un origen orgánico. Nos referimos a unos cordones de cristales de magnetita muy parecidos a los que se encuentran en el interior de algunas bacterias magnetotácticas terrestres (que los usan para regular su altura en la columna de agua). Estos cristales presentan algunas características distintivas respecto a los producidos de modo inorgánico, y parece que muchos de los hallados en el meteorito marciano también presentan rasgos que delatarían su origen biológico.

Un primer estudio, publicado en 2.001, de estos cristales de magnetita, con participación española, ya apuntaba en esta dirección: http://www.spmn.uji.es/ESP/noveda14.html

Estudios posteriores de otros autores sobre estas magnetitas siguen apoyando la hipótesis de su origen biológico: http://www.quantum-rd.com/2010/05/meteorito-alh84001-muestra-evidencia-de.html

Y un reciente meteorito también aviva la intriga: meteorito

En vista de estos datos, parece plausible que las pruebas de vida se encuentren primero en meteoritos que en el planeta Marte.

¿Y cuáles son las últimas novedades que nos aporta el robot Curiosity desde Marte, a pesar de no está especialmente diseñado para detectar vida actual en el planeta rojo? Nada definitivo, pero sí algunos resultados sugerentes:

http://ecodiario.eleconomista.es/ciencia/noticias/4445770/12/12/La-NASA-halla-en-Marte-restos-de-carbono-puede-haber-vida-en-el-Planeta-Rojo.html

http://danielmarin.blogspot.com.es/2012/12/no-no-hay-vida-en-marte-bitacora-de.html

miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿Existe el canibalismo sexual?

 
 
"Teresa la marquesa, chiribí, chiribesa, ven a poner la mesa, chiribí, chiribesa, que viene tu marío, con el palo encendío, a perder la cabeza." Cancioncilla que se cantaba en un baile de corro en Cabra, en la Subbética cordobesa, España (información de Lola Salido Pérez).


"Teresa, pon la mesa, que viene tu marío y te corta la cabeza". Ésta es otra versión que he recogido yo en otro pueblo de la Subbética, en Priego. Lo decían las niñas cuando veían a una mantis.


La conocida imagen de la mantis religiosa decapitando al macho está como vemos muy arraigada en la cultura popular, y es seguramente la curiosidad zoológica más comentada en conversaciones informales. Pero según un artículo de Stephen Jay Gould, podría corresponder a un hecho muy anecdótico e infrecuente en la naturaleza: "Sólo quedaron sus alas" (artículo por lo demás muy interesante por otros muchos temas que trata).

Afortunadamente para las niñas a las que aún les gustan los juegos tradicionales, sus dudas espolearon la presentación de artículos que aportan numerosas pruebas de que el canibalismo sexual existe en bastantes especies de artrópodos: "Canibalismo sexual en los animales", de Fernando G. Costa.

Grandes divulgadores: Jorge Wagensberg

Jorge Wagensberg, quizá debido a su formación como físico, y a su especialidad en el reino fronterizo de la termodinámica de los sistemas complejos, a medio camino entre lo inerte y lo vivo, tiene la rara facultad de diseccionar la realidad con conceptos claros y sugerentes, fecundos, con capacidad de iluminar y de conseguir explicaciones. Ilustra las cuestiones básicas sobre qué es la vida, la ciencia, la evolución, las relaciones entre los organismos, etc, con ejemplos fascinantes y con hermosas metáforas. Leer los artículos que ha publicado en los últimos años en El País es una gozada.

Textos de ecología y antropología

A continuación presento enlaces a algunos interesantes libros sobre la relación entre el hombre y la naturaleza, sobre cómo hemos evolucionado en estrecha dependencia de nuestro ambiente y cómo nuestra supervivencia está ligada a las decisiones ecológicas que tomemos.

- Colapso, de Jared Diamond, analiza algunos ejemplos de caídas de antiguas civilizaciones, determinadas en su mayor parte por una gestión abusiva o errónea de sus recursos naturales. Es el caso de los antiguos mayas, los habitantes de la isla de Pascua, algunas tribus indias del suroeste de Estados Unidos, etc. La segunda parte del libro analiza ejemplos de sociedades actuales que están causando alteraciones muy graves en su medio ambiente (Australia, Haití, Ruanda, etc.) y propone métodos para tomar decisiones colectivas que permitan un uso sostenible de los recursos naturales.

- Nuestra especie, de Marvin Harris. Una completa descripción del ser humano.

- Bueno para comer, de Marvin Harris. Un estudio de por qué cada cultura desarrolla unos gustos alimentarios específicos. Harris sostiene la idea de que muchos tabúes alimentarios se deben al elevado coste económico y ambiental que en algunas regiones concretas supondría consumir determinados alimentos.

- Caníbales y reyes, de Marvin Harris. Un libro en el que se estudian fenómenos como la guerra, la jerarquía social, el origen del estado, la economía alimentaria, etc.

martes, 25 de diciembre de 2012

Mamíferos venenosos

Lori perezoso (Nycticebus kayan)
 
No solemos asociar a los mamíferos con la idea de veneno. ¿Os imagináis cómo podrían ser nuestras pesadillas si hubiera ratas venenosas, murciélagos con un mortífero aguijón o elefantes capaces de lanzar un chorro de ardiente veneno por la trompa?


Los ornitorrincos, almiquíes y musarañas no son animales especialmente temidos por la gente, pero lo cierto es que son venenosos. Los machos de los ornitorrincos tienen un espolón en sus patas traseras que está hueco y conecta con una glándula de veneno. Éste causa un dolor fortísimo en el hombre y puede matar a un perro. Los almiquíes (insectívoros caribeños del tamaño de una rata grande) y muchas musarañas poseen una saliva tóxica y una sola mordedura de la blarina de cola corta (Blarina brevicauda) puede matar a casi 200 ratones.


Todos los mamíferos venenosos pertenecen a grupos primitivos (monotremas e insectívoros), aunque esto no quiere decir automáticamente que el veneno fuera una característica ancestral de los primeros mamíferos o de sus antecesores inmediatos. Algunos de estos animales, al tiempo que retienen caracteres primitivos, presentan otros muy especializados, por lo que el veneno puede haber sido adquirido en una etapa avanzada de su evolución.


El caso de los monotremas es el más enigmático, porque los espolones venenosos situados tras la rodilla sólo están presentes en los machos. En los ornitorrincos son plenamente funcionales e incluso pueden ponerse rígidos desde unos repliegues de piel que los cubren, pero en los equidnas no son funcionales. Si el veneno sirve de defensa a estos animales, ¿por qué no lo poseen las hembras?


La glándula venenosa de los ornitorrincos varía su actividad a lo largo del año, en cuanto a su tamaño y a la toxicidad del veneno producido (que provoca la coagulación de la sangre). La actividad de la glándula se acentúa en el mes de junio, inmediatamente antes de iniciarse la reproducción. Quizá el veneno tiene un papel en las peleas por la delimitación de los territorios por los machos. O quizá sirve para proteger a la pareja en el momento del apareamiento, en el que es más vulnerable ante los depredadores. Aunque los depredadores actuales de los ornitorrincos (y también de los equidnas) son escasos (y estos últimos ya cuentan con sus espinas como defensa). Es probable que el veneno surgiera para hacer frente a depredadores que ya se extinguieron.


Los almiquíes (género Solenodon) son insectívoros que presentan muchos caracteres primitivos. Quizá debido a ello, sólo han podido persistir en islas, en las cuales frecuentemente la presión de depredación es menor que en los continentes. Hay dos especies, una en Cuba y otra en Haití. En esta última, se ha podido comprobar la toxicidad de su veneno, pues la saliva procedente de ejemplares muertos fue inyectada por vía intravenosa a ratones y bastó una pequeña cantidad para matarlos en menos de cinco minutos (y es posible que la actividad del veneno estuviese atenuada después de la muerte del animal).


Estos animales poseen un largo hocico cartilaginoso con el que a veces sujetan a sus víctimas (grandes invertebrados y pequeños vertebrados), a los que paralizan con su mordedura. Las glándulas salivales venenosas desembocan en la base de los grandes incisivos inferiores y parte del veneno puede penetrar bastante en la herida. Se cuenta que a un científico le mordió un almiquí y le dejó cuatro marcas de sus incisivos. Las heridas de los incisivos superiores curaron sin problemas, pero las de los inferiores se inflamaron.


Muchas musarañas de la familia soricidae poseen una saliva venenosa y al menos en algunos casos se ha comprobado que les sirve para dominar a invertebrados grandes. Aunque el veneno de la blarina de cola corta es muy activo, las musarañas no son peligrosas para el hombre, a pesar de que en la mitología popular a veces se las ha considerado más venenosas que las víboras y se ha creído que el envenenamiento podía producirse sólo por tocarlas.


La razón de ello es que las musarañas no poseen estructuras capaces de inocular el veneno profundamente en el cuerpo del animal al que muerden (están muy lejos de los mortíferos dientes huecos de las víboras). La saliva escurre de la herida y no llega a causar una intoxicación (debido a ello, los lagartos del género Heloderma, los únicos venenosos, tienen la horrenda costumbre de dedicarse a mordisquear la herida, para que el veneno penetre bien).
 
 
 
En los últimos años, los científicos se han llevado dos sorpresas que amplían bastante el elenco de mamíferos venenosos. La rata crestada africana (Lophiomys imhausi) mastica la corteza de un árbol tóxico, la acocantera o laurel tóxico, para impregnar con su veneno, la ouabaína, su pelaje. Los pelos son huecos y absorben bien la toxina, que es muy potente y es usada por los indígenas de Kenia para envenenar sus flechas.
 
 
 
Un animal de un grupo taxonómico bastante alejado de los anteriores, un primate, el lori perezoso Nycticebus kayan, del sur y sudeste de Asia, posee una glándula venenosa en la cara interna del codo, que el animal lame para que el veneno pase a los dientes. El veneno les sirve para someter a sus pequeñas presas y también como defensa, ya que puede causar un choque anafiláctico en el atacante. Las madres impregnan con el veneno el pelaje de sus crías para protegerlas.
 
 
 
Un artículo muy interesante sobre la evolución y función del veneno en los mamíferos es: "Pequeños pero feroces: mamíferos venenosos", de Juan Rofes y Gloria Cuenca Bescós.

martes, 18 de diciembre de 2012

Seis motivos para ser travesti (o bisexual)

Poecilia mexicana

Las películas con argumento basado en el travestismo suelen ser malas (una notable excepción es, por ejemplo, “Con faldas y a lo loco”). Nuestros caracteres sexuales secundarios son tan marcados que es difícil confundir a un hombre travestido con una mujer o viceversa. Pero la capacidad de discriminación de los animales no es tan refinada y el travestismo está extendido en muchos grupos y es un recurso que se usa con variados propósitos.

No he encontrado casos de hembras que recurran a esta conducta, aunque es probable que aparezca en grupos en que las hembras son las que compiten por los machos (por ejemplo, algunos ortópteros y aves limícolas). El motivo principal por el que los machos adoptan aspecto y conducta femeninos es el de calmar la agresividad de otros machos. Esta motivación aparece en casi todos los grupos animales y es frecuente en los mamíferos. Los machos derrotados o inferiores en la jerarquía adoptan posturas femeninas con un significado de sumisión.

Por ejemplo, en ciertos escarabajos estafilínidos, los machos más débiles producen aromas femeninos para evitar ataques de los más fuertes. Cardiocondyla obscurior es una astuta hormiga que vive en zonas tropicales. La doctora Sylvia Cremer y sus colaboradores de la Universidad de Regensburger han comprobado que los machos alados de esta especie se hacen pasar por hembras para evitar combates agresivos con otro tipo de machos, sin alas pero dotados de mandíbulas especialmente poderosas. La estrategia de los machos débiles consiste en emanar un irresistible perfume femenino que les hace creer a otros machos que se encuentran ante una hembra virgen. Este truco es tan eficaz que los machos engañados montan a las hormigas travestis. Los investigadores han comprobado que, al final, las hormigas travestis sin duda salen ganando, ya que consiguen copular con el mismo número de hembras que los demás machos, sin tener que jugarse la vida en agresivos combates a muerte.

Lo más común es que los machos más débiles consigan fecundar a menos hembras que los fuertes, pero si son espabilados y astutos también pueden triunfar en bastantes ocasiones. En varias familias de peces (góbidos, cíclidos, etc) los machos fuertes logran conquistar territorios a los que las hembras acuden para que sus huevos sean fecundados por estos individuos con buenos genes. Pero algunos machos que no han ganado su territorio adquieren entonces la coloración y la forma de nadar de las hembras, con lo que es permitida su entrada en el territorio del macho dominante. Depositan su esperma cerca de las hembras allí concentradas y escapan pronto, antes de que el dominante se dé cuenta del vil engaño. Otro caso curioso es el del pulpo Abdopus aculeatus, de Indonesia, que presenta tres categorías de machos. La primera es la de los más grandes, llamados guardianes, que se mantienen cerca de su pareja y la siguen mientras avanzan. Cualquier intruso es tratado severamente, hasta el punto en que en algunos casos se usa la estrangulación. Un segundo grupo de machos optan por un acercamiento más itinerante, viajando y cortejando a las hembras cuando las encuentran. Tal y como hacen los guardianes, ellos utilizan su cuerpo rayado para mostrar su virilidad. Los machos más débiles, que son llamados furtivos, se disfrazan de hembras, por temor al latigazo de los tentáculos de sus competidores. Cambian los dibujos de su cuerpo y nadan de manera más femenina, lo que les permite moverse sin ser descubiertos.

 Un tercer motivo para ser un travesti es reducir las posibilidades de reproducción de otros machos. Algunos machos en ciertas especies de tritones impiden las cópulas de otros. Un macho puede imitar el comportamiento de una hembra, induciendo a otro a desperdiciar su espermatóforo (paquete de esperma). En cuanto el macho engañado deposite su espermatóforo, dejará de representar una competencia para el imitador.

La costumbre de los machos de algunos grupos, como ortópteros y moscas escorpión, de ofrecer regalos alimenticios a las hembras, propicia la aparición de un travestismo de rapiña. Randy Thornhill, de la Universidad de Nuevo México, en el curso de una investigación de seis años sobre el cortejo de las moscas escorpión, descubrió machos imitando a las hembras. En principio, Thornhill había observado a la Hylobittacus apicalis con la esperanza de comprender sus criterios para seleccionar a una pareja. Como era de esperar, la hembra prefiere a los machos que les hacen grandes ofertas de comida. Ésta guarda los genitales fuera de su alcance mientras valora el obsequio. Si le parece muy pequeño o poco nutritivo, se va volando antes de copular o sólo copula un corto rato. Pero las hembras no son las únicas que comen. Un macho hambriento que se encuentra con otro que está exponiendo su presa imita la conducta femenina a fin de conseguir una comida rápida y fácilmente. Para fingir, baja las alas, menea el abdomen del modo característico de una hembra y retrae los genitales. A veces, no se come la comida, sino que va a ofrecérsela a una hembra. A pesar de que todos los machos de esta especie tienen la habilidad de volverse travestis, su conducta depende de la situación. Si un macho es el primero en descubrir un bicho tentador, se lo comerá. No obstante, si primero encuentra a otro macho con presa (o a una pareja copulando y con presa), intentará llevársela.

 Una quinta modalidad de travestismo es puramente una estrategia de supervivencia. Los machos de la culebra rayada de Norteamérica emiten los olores típicos de las hembras al final de la etapa de hibernación, para que otros machos se enreden con ellos, formando un gran amasijo que reduce la pérdida de calor y facilita la entrada en actividad. Estos machos adoptan la actitud tolerante del conductor de la lancha del final de “Con faldas y a lo loco". Al fin y al cabo, como dice él, “nadie es perfecto”.
 
Hace pocos días, investigadores de la universidad de Frankfurt han publicado resultados que sugieren que adoptar un comportamiento homosexual incrementa el éxito de los machos del pez Poecilia mexicana con las hembras. Las hembras valoran esta actividad sexual como un indicativo de fortaleza y buena salud, y prefieren a los machos que realizan mucho el acto sexual, sin importar mucho con qué sexo se realice, a aquellos que lo realizan poco.
 
Como vemos, la selección natural ofrece complejos caminos para favorecer la aparición de conductas en apariencia poco adaptativas. Incluso la homosexualidad estricta puede tener ventajas en ciertos contextos, sobre todo en organismos que manifiesten un comportamiento cooperador y flexible, como el caso de los humanos.

(Versión actualizada de un artículo publicado en mi página "Fieras, alimañas y sabandijas").

martes, 12 de abril de 2011

Curiosidades ópticas de los organismos

Trichomanes elegans

Helechos iridiscentes


Flores fluorescentes


Escarabajos joya y cristales fotónicos

                                                                      Cetonia aurata
Pompas de jabón y alas de insectos


                                                                 Xylocopa violacea

Plumas fósiles tornasoladas