Poecilia mexicana
Las películas con argumento basado en el travestismo suelen ser malas (una notable excepción es, por ejemplo, “Con faldas y a lo loco”). Nuestros caracteres sexuales secundarios son tan marcados que es difícil confundir a un hombre travestido con una mujer o viceversa. Pero la capacidad de discriminación de los animales no es tan refinada y el travestismo está extendido en muchos grupos y es un recurso que se usa con variados propósitos.
No he encontrado casos de hembras que recurran a esta conducta, aunque es probable que aparezca en grupos en que las hembras son las que compiten por los machos (por ejemplo, algunos ortópteros y aves limícolas). El motivo principal por el que los machos adoptan aspecto y conducta femeninos es el de calmar la agresividad de otros machos. Esta motivación aparece en casi todos los grupos animales y es frecuente en los mamíferos. Los machos derrotados o inferiores en la jerarquía adoptan posturas femeninas con un significado de sumisión.
Por
ejemplo, en ciertos escarabajos estafilínidos, los
machos más débiles producen aromas femeninos para evitar ataques de los más
fuertes. Cardiocondyla obscurior es
una astuta hormiga que vive en zonas tropicales. La doctora Sylvia Cremer y sus colaboradores
de la Universidad de Regensburger han comprobado que
los machos alados de esta especie se hacen pasar por hembras para evitar
combates agresivos con otro tipo de machos, sin alas pero dotados de mandíbulas
especialmente poderosas. La estrategia de los machos débiles consiste en emanar
un irresistible perfume femenino que les hace creer a otros machos que se
encuentran ante una hembra virgen. Este truco es tan eficaz que los machos
engañados montan a las hormigas travestis. Los
investigadores han comprobado que, al final, las hormigas travestis sin duda salen ganando, ya que consiguen copular
con el mismo número de hembras que los demás machos, sin tener que jugarse la
vida en agresivos combates a muerte.
Lo más
común es que los machos más débiles consigan fecundar a menos hembras que los
fuertes, pero si son espabilados y astutos también pueden triunfar en bastantes
ocasiones. En varias familias de peces (góbidos, cíclidos, etc) los machos fuertes
logran conquistar territorios a los que las hembras acuden para que sus huevos
sean fecundados por estos individuos con buenos genes. Pero algunos machos que
no han ganado su territorio adquieren entonces la coloración y la forma de nadar
de las hembras, con lo que es permitida su entrada en el territorio del macho
dominante. Depositan su esperma cerca de las hembras allí concentradas y escapan
pronto, antes de que el dominante se dé cuenta del vil engaño. Otro caso curioso
es el del pulpo Abdopus aculeatus, de
Indonesia, que presenta tres categorías de machos. La primera es la de los más
grandes, llamados guardianes, que se mantienen cerca de su pareja y la siguen
mientras avanzan. Cualquier intruso es tratado severamente, hasta el punto en
que en algunos casos se usa la estrangulación. Un segundo grupo de machos optan
por un acercamiento más itinerante, viajando y cortejando a las hembras cuando
las encuentran. Tal y como hacen los guardianes, ellos utilizan su cuerpo rayado
para mostrar su virilidad. Los machos más débiles, que son llamados furtivos, se
disfrazan de hembras, por temor al latigazo de los tentáculos de sus
competidores. Cambian los dibujos de su cuerpo y nadan de manera más femenina,
lo que les permite moverse sin ser descubiertos.
La
costumbre de los machos de algunos grupos, como ortópteros y moscas escorpión,
de ofrecer regalos alimenticios a las hembras, propicia la aparición de un
travestismo de rapiña. Randy Thornhill, de la Universidad de Nuevo México, en el curso de
una investigación de seis años sobre el cortejo de las moscas escorpión,
descubrió machos imitando a las hembras. En principio, Thornhill había observado a la Hylobittacus apicalis con
la esperanza de comprender sus criterios para seleccionar a una pareja. Como era
de esperar, la hembra prefiere a los machos que les hacen grandes ofertas de
comida. Ésta guarda los genitales fuera de su alcance mientras valora el
obsequio. Si le parece muy pequeño o poco nutritivo, se va volando antes de
copular o sólo copula un corto rato. Pero las hembras no son las únicas que
comen. Un macho hambriento que se encuentra con otro que está exponiendo su
presa imita la conducta femenina a fin de conseguir una comida rápida y
fácilmente. Para fingir, baja las alas, menea el abdomen del modo característico
de una hembra y retrae los genitales. A veces, no se come la comida, sino que va
a ofrecérsela a una hembra. A pesar de que todos los machos de esta especie
tienen la habilidad de volverse travestis, su conducta
depende de la situación. Si un macho es el primero en descubrir un bicho
tentador, se lo comerá. No obstante, si primero encuentra a otro macho con presa
(o a una pareja copulando y con presa), intentará llevársela.
Hace pocos días, investigadores de la universidad de Frankfurt han publicado resultados que sugieren que adoptar un comportamiento homosexual incrementa el éxito de los machos del pez Poecilia mexicana con las hembras. Las hembras valoran esta actividad sexual como un indicativo de fortaleza y buena salud, y prefieren a los machos que realizan mucho el acto sexual, sin importar mucho con qué sexo se realice, a aquellos que lo realizan poco.
Como vemos, la selección natural ofrece complejos caminos para favorecer la aparición de conductas en apariencia poco adaptativas. Incluso la homosexualidad estricta puede tener ventajas en ciertos contextos, sobre todo en organismos que manifiesten un comportamiento cooperador y flexible, como el caso de los humanos.
(Versión actualizada de un artículo publicado en mi página "Fieras, alimañas y sabandijas").
(Versión actualizada de un artículo publicado en mi página "Fieras, alimañas y sabandijas").
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