jueves, 8 de octubre de 2009

El arte de la seducción en los pinzones cebra




Pinzón cebra o diamante mandarín

Hoy me he encontrado con esta sorprendente noticia en BBC Ciencia (la he resumido y adaptado un poco):

“Una investigación publicada en Proceedings B, la revista de la Royal Society del Reino Unido, estudió las preferencias de pareja de hembras de diamante mandarín o pinzón cebra (Taeniopygia guttata), un ave paseriforme originaria de Australia muy popular, ya que se vende en las pajarerías de todo el mundo.

Su principal resultado es que: “las hembras de bajo nivel prefieren aparearse con machos de bajo nivel.” Descubrieron que las hembras de baja calidad (medida en sus características más importantes, como metabolismo, longevidad y atractivo) preferían el canto de machos de la misma baja calidad y también a los machos de bajo nivel en la jerarquía.

Los biólogos evolutivos pensaban que las hembras siempre optaban por los mejores machos disponibles, pero el estudio, dirigido por Marie-Jeanne Holveck, del Centro de Ecología Funcional y Evolutiva en Montpellier, Francia, demostró lo contrario.

Los investigadores lograron reproducir diamantes mandarín de alta y baja calidad simplemente cambiando el tamaño de la nidada en que las aves fueron puestas. Las parejas de calidad similar se reproducen de forma más rápida, produciendo huevos más rápido que las parejas de distinta calidad. Se supone que esto se debe principalmente a que dos individuos similares se aceptan más rápido.

Tal como explicó la investigadora a la BBC "en las nidadas más grandes hubo más competencia entre los polluelos". "Así que los grupos más grandes produjeron polluelos de menor calidad".
La doctora Holveck y su equipo estudiaron después la preferencia en machos de las crías hembras. La prueba fue llevada a cabo así porque las aves paseriformes cantan, y el canto es una señal reproductiva importante para las hembras.

"Las entrenamos en una jaula en la que debían picotear dos teclas, y cada vez que picoteaban una tecla ésta tocaba el canto de un macho" dice la investigadora. Una de las teclas tocaba el canto de un macho de alta calidad y la otra el canto de un macho de baja calidad.

"Creo que es una prueba poderosa, porque es la propia hembra la que nos dice qué es lo que desea escuchar" dice la doctora Holveck.

“Las hembras de baja calidad repetidamente picoteaban la tecla que tocaba el canto del macho de baja calidad, y viceversa”, agrega.

En la segunda parte del experimento, los investigadores descubrieron que las preferencias de los cantos "se traducían a la preferencia por el macho en vivo".

"Lo más sorprendente es que las hembras son capaces de reconocer la categoría a la que pertenecen. Y ahora queremos investigar más para saber cómo lo hacen", explica Holveck.

Por su parte, Joseph Tobias, zoólogo de la Universidad de Oxford, cree que el estudio es interesante.

"Aunque esto no echa por tierra a la teoría evolutiva, sí revela algunos cambios interesantes en las decisiones de reproducción".

"También plantea la fascinante posibilidad de que el ambiente en el que los individuos crecen influye fuertemente en sus preferencias de pareja cuando son adultos", expresa el investigador.”

(Nota aparte: entre las grajillas, un macho de alto rango puede escoger una hembra de rango inferior, pero lo contrario nunca sucede: un macho de bajo nivel nunca cortejará a una hembra de nivel superior. Esto lo cuenta Konrad Lorenz en un texto que recomiendo vivamente, el capítulo “Sempiternos camaradas”, de su libro El anillo del rey Salomón, en el que habla de las complejísimas relaciones sociales en las grajillas, con apartados absolutamente fascinantes acerca de las relaciones entre status social y elección de pareja. En realidad recomiendo todo el libro, que no tiene el menor desperdicio.)

No es casualidad que estos resultados hayan sido obtenidos en los pinzones cebra, ya que son utilizados habitualmente en investigaciones sobre conducta animal, debido a la facilidad con que se reproducen en cautividad. Se han publicado otros muchos resultados interesantes acerca de su vida reproductiva.
En una ocasión, unos investigadores de la Universidad de California reunieron dos grupos de hembras, el primero formado por aquellas que habían tenido pareja durante un tiempo, y el segundo por otras que no. Cada ejemplar fue colocado en una jaula equipada con tres altavoces dispuestos a cierta distancia uno del otro, de los cuales salían cantos de pinzones machos, unos de cortejo y otros carentes de esa finalidad, que entonan cuando no hay hembras presentes. A continuación, filmaron a las hembras con objeto de conocer cuánto tiempo pasaban junto a cada altavoz escuchando los cantos.

La primera conclusión fue que todas las hembras de ambos grupos pasaron más tiempo cerca de los altavoces que emitían canciones de cortejo.

Segunda conclusión: las hembras 'emparejadas' preferían los trinos que les sonaban familiares (habían sido entonados por sus compañeros), prueba de que la experiencia deja huella en el gusto musical de esas aves.

Tercera: las pájaras demostraron poseer un oído especial para los detalles de las canciones, pues eran especialmente sensibles al grado de variabilidad en el tono de las notas, evidenciando una mayor preferencia por los cantos de cortejo que menos pasaban de los agudos a los graves y viceversa.

Descubrieron además que los machos modulan su tonada cuando tienen el propósito de copular con una hembra o formar pareja. Se trata de una variación extremadamente sutil, no tanto en la clase de notas o en la melodía como en su duración, 'tempo' y modo de presentación. Cuando pretenden impresionar a una hembra cantan más rápido y en un tono más uniforme mientras danzan alrededor de ella.

Al analizar las canciones con un programa informático, resultó que en esas circunstancias los machos entonan canciones más estereotipadas porque las hembras las prefieren así. "Las preferencias de estas últimas modulan la conducta vocal de los machos a lo largo de la evolución", apunta Sara Woolley, una de las autoras del trabajo publicado en 'Plos Biology'.

A continuación, los expertos examinaron el cerebro de las hembras y encontraron dos áreas que intervienen en el reconocimiento de las canciones: una de ellas reacciona según se trate de canciones de cortejo o no; y la segunda según sean familiares o no.

Evidentemente, si eres un pinzón cebra macho (o también otro pájaro, o pez, o anfibio o reptil o ser humano), para poder aparearte debes “estar a la moda”, presentar los rasgos que una población de hembras considera atractivos en un momento determinado. La selección de estos rasgos es desbocada. Un macho que presente un carácter algo llamativo, puede atraer a algunas hembras. Los descendientes machos de estos cruces heredarán el rasgo atractivo del padre y las hijas, las preferencias de la madre, con lo que la selección de rasgos cada vez más llamativos se alimenta a sí misma. Los caracteres se desarrollan tanto que llegan a comprometer la supervivencia de los machos (colas desmesuradas, colores estridentes, etc.). Por otro lado, las hembras suelen ser influidas por las elecciones de otras. Una hembra siempre busca incrementar su descendencia futura, por medio de hijos irresistibles para otras hembras. Por ello, muchas eligen a machos a los que han visto aparearse con otras, sobre todo si éstas tienen experiencia.

Pero los gustos de las hembras son caprichosos. Nancy Burley, una anilladora que pretendía seguir los movimientos en el campo de los pinzones cebra, encontró que las anillas de colores vistosos en los machos eran un estímulo arrebatador para las hembras. Este fenómeno quizá se debe a que las anillas realzan las manchas naturales del pájaro. Los investigadores pudieron manipular así el atractivo de los machos. Encontraron que los menos atractivos se esforzaban más en los cuidados paternales, para compensar. Quizá lo más sorprendente de todo fue que los machos atractivos producían más hijos que hijas, lo que claramente les beneficiaba para propagar sus genes. Lo que es un completo misterio es cómo manipulan las aves la proporción de sexos de la descendencia.

2 comentarios:

  1. hola a todos, tengo una parejita de pinzones cebra, son jovenes…4 meses. resulta que al principio el macho picaba a la hembra y no la dejaba comer, luego la cosa cambió cuando se aparearon la primera vez…. la hembra puso su primer y unico huevo… y ahora el macho va tras ella a la desesperada y ella no le deja, le rehuye.
    ya se que son jovenes y que aun no van a criar, pero estoy preocupada porque el pajaro se está volviendo loko!! nunka lo habia visto así….hasta en el piar se le nota desesperado, tengo una jaula bastante grande y va de un lado a otro y frotandose con lo que puede el pobre…y la otra ni se imuta!
    alguien me podria aconsejar ? es normal esto? gracias. saludos

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  2. Podrías decir cómo se llama ese artículo? Me interesa mucho. Gracias.

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